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2 de septiembre de 2024

VI Congreso Iberoamericano de Manizales, un mirador del teatro que hacemos y pensamos

Más de sesenta investigadores de 19 países, seleccionados entre 215 que se presentaron a la convocatoria, se reunirán en el marco del FITM para reflexionar en voz alta sobre el tema “Cuerpos y corporalidades: sociedad, género, naturaleza, tecnología”. El filósofo, crítico e investigador Jorge Dubatti reflexiona en voz alta sobre este espacio de diálogos.

Jorge Dubatti

La producción de conocimiento se basa –irrenunciablemente– en el principio de colaboración. Nadie produce conocimiento sola o solo. Por eso se hace fundamental la comunicación entre los/las investigadores/as, el diálogo, el intercambio, contarse qué se está investigando, en qué condiciones, desde qué contextos, con qué visión. Hablamos de reuniones que suelen transformarse en fiesta, con derivaciones previsibles y muchas otras inesperadas: amistades y lazos profesionales, futuros grupos de trabajo, proyectos a compartir, publicaciones, nuevos caminos a seguir juntos. Encrucijada de caminos que confluyen. No (como los de Borges) senderos que se bifurcan, sino senderos que se suman en una ruta mayor de compañeras/os. Todo congreso constituye un campo de sorpresa.

En el caso de los estudios teatrales, esta verdad colaborativa y su experiencia son más fuertes que nunca. La necesidad del encuentro se radicaliza, ya que el teatro es la única de las artes que no se puede hacer de a uno, en soledad: se necesitan por lo menos dos personas, o más. El teatro se hace y se piensa de a muchos, por lo menos de a dos. El teatro depende del otro, necesita al otro, la otra, las/los otros, lo otro. Ahí encontramos la base del convivio: vivir juntos, compartir un territorio, construirlo en común.

De allí la relevancia de los congresos sobre teatro: facilitan esa conversación entre las/los investigadoras/es de teatro, y la exceden ampliamente. Esa conversación se entabla entre artistas, espectadores, gestores, editores, etc. Territorio de ebullición teatrera. Provocación creativa.

En términos de investigación, no se trata solo de hablar sobre qué se está haciendo, sino también de con-validar (validar juntos), de aprobar, discutir o cuestionar la investigación propia y de las/los otras/os. “Coincidimos”, “Felicitaciones por el trabajo, está buenísimo”, “Estamos de acuerdo”, o “Hay que revisar esta afirmación”, “Podrías mirarlo desde otro ángulo”, “Fijate leer tal bibliografía”, “Te convendría partir de otro lugar político”, son expresiones que regresan en cada encuentro. La validación es parte insoslayable de la producción de conocimiento: qué les parece a las/los otros/as el conocimiento que producimos. Los congresos son espacios de multiplicación de conocimiento, de socialización y validación, y sin duda de adquisición de nuevos conocimientos o perspectivas. Nos ha pasado: salimos de los congresos, sin duda, modificadas/os.

En este sentido, el Congreso Iberoamericano de Teatro de Manizales (ya en su sexta edición) se ha ido posicionando como un espacio relevante de la reflexión y la participación de nuestros países en el continente y de especialistas de Europa y el mundo. Se observa el interés y la expectativa por la altísima inscripción de propuestas de resúmenes, que este año rondaron los 200, provenientes de toda Iberoamérica y de Europa. También, por la presencia de quienes siguen las conferencias y las mesas en forma sincrónica o a través de las grabaciones.

El Congreso es además un termómetro, un visibilizador de la producción de investigación en toda Iberoamérica. Nuestros países no solo producen teatro en todas su formas, sino también conocimiento, metalenguajes sobre teatro: teoría, análisis, crítica, historia, filosofía, epistemología, pedagogía y las múltiples performatividades artísticas del pensar artístico. Y la participación está sujeta a la validación (en los últimos encuentros) de un comité de lectura, y al ajuste a una temática. Este año el cuerpo y las corporalidades.

Pero lo más destacable, me parece, es que en Manizales el congreso se multiplica con el festival. Maravillosos vasos comunicantes entre la reflexión y la asistencia al teatro: pensar el hacer, hacer el pensar, pensar el hacer el pensar, etc. Cada vez más en toda Iberoamérica se empodera la producción de conocimiento desde la praxis artística y los laboratorios de estudio se radican en los mismos campos artísticos. Artistas-investigadores, investigadores-artistas, filósofas/os del hacer, de la experiencia. Investigadores-teatristas, espectadores-investigadores, espectadores-artistas, actores y actrices investigadores, gestores-investigadores, investigadores participativos en los acontecimientos, etc. El festival da testimonio de la riqueza del teatro iberoamericano, hemos visto en sus encuentros espectáculos que quedaron en la memoria, provenientes de los lugares más diversos.

El Congreso Iberoamericano de Teatro es una herramienta necesaria para saber qué se está haciendo y qué se está pensando en nuestras escenas y en nuestros grupos, desde el pluralismo de nuestros territorios. Favorece un diálogo de cartografías y pensamientos radicantes, así como el ahondamiento de un regionalismo crítico decolonial o poscolonial. Acontecimiento plural de identidades y posicionamientos. Política y ética. Es (en el sentido etimológico de la palabra griega “théatron”) un “mirador” del teatro que hacemos y pensamos.Agradecemos a sus equipos de organizadores por concebir el hacer-pensar como un acontecimiento topológico tan singular como la Cinta de Moebius o la Botella de Klein. En el Congreso de Manizales, Iberoamérica hace-piensa sus teatros y el teatro del mundo.

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